Son 25 años ya ejerciendo la fisioterapia y alguno menos la osteopatía. En todos estos años he trabajado para instituciones (Osakidetza, Instituto Foral de Bienestar Social de Araba, Insalud, educación…) y consultas privadas. Años con diferentes experiencias, fracasos, alegrías, retos, algún que otro engaño… Nada diferente a la experiencia vital de cualquier persona. Pero que sirven para saber qué es lo que uno quiere (y muy importante, lo que no quiere). Además sirven para conocerse (fortalezas y puntos a mejorar) y hacerse una idea sobre el concepto de “salud” y lo que las personas que se acercan a una consulta buscan. Todo esto es lo que me ha llevado a querer ejercer como osteópata en Vitoria-Gasteiz.
Como hace años me dijo un profesor francés, “a ti la monotonía te mata”. Tal cual. Pero afortunadamente esta profesión tanto en lo relativo a los conocimientos como a las técnicas y formas de trabajo, es infinita. Inabarcable. Por lo que tenemos el privilegio de poder seguir estudiando y aprendiendo continuamente. Evolucionando en un proceso de cambio constante.
Pero para cambiar y evolucionar es imprescindible la libertad. Es por ello, que con los años he decidido escapar del corsé y las limitaciones que supone trabajar para las instituciones u otras personas. Recoger lo mucho aprendido (gracias a tod@s) y crear mi propio proyecto, mi consulta como osteópata en Vitoria-Gasteiz. Sacrificar la seguridad y comodidad para vencer a la “monotonía” y hacer las cosas como yo las entiendo y siento.
Mi filosofía de tratamiento
“Todas las personas somos diferentes y únicas”. Es algo que todo el mundo dice aceptar. Cada persona reacciona de forma distinta sometida a las mismas circunstancias. Tenemos diferentes síntomas a pesar de tener la misma lesión, la misma vértebra bloqueada, el mismo nervio comprimido. Son nuestra cabeza, nuestra forma de ser las que nos hacen únicos. La cabeza, cerebro o mente que todo lo controla en el cuerpo, pero que sin embargo cuando tenemos cualquier tipo de dolencia, nos olvidamos de ella. A la hora de los tratamientos tendemos a olvidarnos de la persona, de su mente que lo regula todo y a uniformizarlo en forma de patologías o enfermedades. Tendemos a tratar patologías y no personas, focalizando el tratamiento muchas veces en los síntomas y no en las causas.
Fisioterapia, osteopatía, Reeducación Postural Global, EPI, osteopatía pediátrica, respiratoria, craneo-sacral, Indiba, osteopatía deportiva… Son muchas las técnicas de tratamiento e incluso más los nombres. La mayoría útiles. Pero lo importante, es tratar a la persona en base a las circustancias que vive, ha vivido y cómo las ha vivido. Dicho de otra forma, acercarse lo máximo posible a las causas que le generan la dolencia y así poder dar una solución lo más satisfactoria y duradera posible aplicando diferentes técnicas de forma coherente. Esta es la base que utilizo siempre en la aplicación de tratamientos. Y es una de las razones por las que decidí también implantarme como osteópata en Vitoria-Gasteiz.
No hay ninguna técnica ni conocimiento de sobra. Todo vale aplicándolo con lógica y sentido común. Es bonito ver como diferentes caminos/tratamientos llevan muchas veces al mismo lugar.
El cuerpo tiene capacidad de autocuración. Tiene mecanismos para volver al estado de salud cuando la ha perdido. Cuando esta capacidad se ve superada o bloqueada es cuando las personas acuden a la consulta. Entonces nosotros aplicaremos diferentes técnicas o tratamientos que le ayuden a superar esa situación de bloqueo para que su cuerpo pueda seguir su proceso de autocuración.
Indudablemente para ello, deberemos tener en cuenta su forma de ser, circunstancias e intentar incidir en ellas (hábitos, alimentación, actividades, estado emocional…) sin meternos en competencias que no nos corresponden.
“Yo soy yo y mis circunstancias”
La persona es lo importante, la persona debe estar en el centro. Todo lo demás es discutible y variable.